jueves, 23 de febrero de 2012

Crítica cinematográfica de "The Artist"

La transición del cine mudo al sonoro no fue sólo un cambio conceptual, estructural, técnico, sino también artístico. Para muchos actores, para muchas actrices, supuso la ruina. Para otros muchos y muchas, la gloria. El público de la época, incapaz de acostumbrarse a las voces de sus estrellas favoritas, aquellas que gesticulaban de un modo tan teatral, rozando el mimo, a 14 fotogramas por segundo, las condenó al olvido. Este cruel asunto, del que trata 'The Artist', la película más premiada del año, ya fue, gracias al sempiterno Billy Wilder, evocada, aunque en clave más oscura, en 'El Crepúsculo de los Dioses'.

La vida de Norma Desmond y el pobre George Valentin, corren paralelas. El mismo nombre del personaje que interpreta Jean Dujardin, es un claro homenaje a uno de los nombres representativos de aquella época, de los orígenes del cine, Rodolfo Valentino. Otros nombres ilustres, en la memoria de todos, son Ramón Novarro, Mary Pickford, Buster Keaton, Douglas Fairbanks o Charles Chaplin. Pocos, como digo, soportaron la irrupción del sonido. La película, para ganar en verosimilitud, no sólo estudia y desarrolla, con humor, las claves del melodrama, también, respeta el formato de pantalla, que era de 4:3.

No es fácil, hoy, contemplar una película muda en el cine. Al comenzar, tienes la sensación de retroceder en el tiempo. Puedes oír los gritos y explosiones de la sala de al lado, y querer marcharte. No obstante, la maravillosa historia de Valentin y su incombustible fan, Peppy Miller (Bérénice Bejo), la bajada a los infiernos de tan noble personaje, y su chófer, y su perro, conmueve tu alma, hasta que el silencio se hace cómplice del espectáculo. El respeto por los abuelos del cine, rezuma en cada píxel, rezuma en la dirección de arte, al detalle ésta, en el vestuario, en la composición, en la dirección, en la fotografía, en la...

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