lunes, 8 de julio de 2013

El hombre de acero según Jorge Arellano


Es lamentable ir al cine y que 15 de las 25 salas proyecten la misma película: 'El Hombre de Acero'. <Deme una entrada>, <¿Para qué película, señor?>, <¿Me está tomando el pelo?>... Brrrr. Pues nada, ya sabéis, Clark Kent, Yor-el, 'Yo-gurt', Loise Lane, el Daily Planet, los malos malísimos y mundo mundo mundial. Malos que, encima, ya hemos visto... Que aparecieron en la segunda entrega... Situaciones que vimos en la primera y la tercera, cuando aparecía el pobre C. Reeves... Nada nuevo, en definitiva.

La pareja Snyder/Nolan, sobrecargan el film con un innumerable y tedioso fondo de escenas dramáticas. Me sentía en mi butaca, como se hubiera sentido cualquier espectador dotado, en la Grecia clásica, viendo los tostones infumables sobre la vida y obra de sus Dioses, Afrodita, Apolo, etcétera. ¿A quién le importan ya, las tribulaciones y dilemas de los puñeteros héroes de ficción...? A mí no, y, mucho menos, de 'Superman', el hombre que vuela y al que la 'kriptonita' deja poco menos que hecho un yonqui.

En el aspecto técnico, impresionante. Los efectos especiales son de nominación u Óscar. El montaje es dinámico. El sonido, impactante. La imaginería extraterrestre, Kripton, su diseño de vestuario, la dirección de arte, genial. Lo mejor de la película. Inspirándose en películas muy recientes y otras muy antiguas, muestra un mundo donde se conjuga muy bien la hipertecnificación y la belleza clásica, casi austera.

Parece también que los americanos van superando el trauma del 11-S. Todo la parte final, está inspirada en aquel terrible suceso. Suceso que, (horror, hereje), desataron mayormente ellos (y nosotros). 'Superman' no estuvo allí para salvarles, así que, como es costumbre yanqui, les salva a través del cine.
Jorge Arellano
Alumno del Curso de Dirección de Cine

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