jueves, 29 de mayo de 2014

El espíritu liberador del Club de los Poetas Muertos

Musical fin de carrera de la actual promoción en la Escuela de Artistas Jesús Yanes-CEV, el viernes, 30 de mayo a las 21 horas
 
El Club de los Poetas Muertos ha servido de inspiración este año a las alumnas de tercero de la Escuela de Artistas de Jesús Yanes para montar un musical basado en la mítica película de Peter Weir.
En esta historia, la trama sucede en un internado para chicas en el que cada año, sistemáticamente, interpretan el mismo musical. “La disciplina es seguridad” o “El carácter es el destino del hombre” son frases lapidarias que encorsetan a un grupo de jóvenes en los años previos a la Universidad.
La llegada de una nueva profesora será una revolución en esas aulas en las que cada alumna reaccionará de un modo muy distinto. A través del teatro y de la música elegidos libremente descubrirán algo que cambiará sus vidas para siempre.
El estreno tendrá lugar este viernes 30 de mayo a las 21 horas en el teatro del CEV. La entrada es gratuita hasta completar aforo.
Sobre un texto original creado por Sergio Espí, el trabajo desempeñado durante todo el curso ha consistido en mostrar a las alumnas los procesos que sigue todo montaje teatral desde el libreto hasta materializarlo sobre un escenario.
Desde el trabajo como actrices y cantantes hasta el reparto entre las alumnas de las tareas de Ayudante de Dirección, Producción, Escenografía y Maquillaje, lo que se podrá ver este viernes en el teatro del CEV es el fruto de todo el esfuerzo y dedicación con que han trabajado en sus clases.
El Musical de Fin de Carrera es el broche a tres años de formación en la Escuela de Artistas de Jesús Yanes.
  Miguel Pato Fernández
Profesor de la Escuela de Artistas Jesús Yanes - CEV

jueves, 15 de mayo de 2014

Línea crítica: Seducidos y abandonados

 


El director James Toback (Un hombre para dos, Tyson) nos introduce, junto a Alec Baldwin, en el contradictorio mundo del cine, a través del documental Seducidos y Abandonados, filmado durante la 65ª edición del festival de Cannes. Glamour, arte, negocio, se dan cita en este singular trabajo, que cuenta con la colaboración y el testimonio (impagables) de auténticos genios, como Roman Polanski, Ryan Gosling, Francis Coppola, Martin Scorsese, Jessica Chastain, Bernardo Bertolucci o James Caan.

Comienza con una cita de Orson Welles, que hace, si me permiten, las veces de un genérico: "me he pasado el 95% de mi vida buscando el dinero para financiar mis películas, y un 5% haciéndolas". Y resulta que a todos les ha ocurrido algo parecido. Toback y Baldwin se presentan en el festival con la idea de vender un proyecto, tal vez ficticio, a los inversores mundiales de cine. Su guion, cuentan, se desarrollaría en Irak, tendría un trasfondo dramático y mucho sexo. Neve Campbell seorría la protagonista femenina. Toback y Baldwin son conscientes en todo momento de que conseguir la financiación con sus nombres, en la actualidad, para un proyecto de tales características, es una quimera. Se entrevistan con peces gordos de muchos países que, como mucho, les dan un 10% aproximadamente de lo que piden: 40 o 50 millones de dólares. Sólo obtendrían esa cantidad, si contrataran a estrellas jóvenes, que están de moda. Y acuden a dos de los más solicitados ahora.

Ryan Gosling y Jessica Chastain escuchan su propuesta, medio en serio, medio en broma. James Caan por su parte, ejemplifica en sus comentarios la vieja gloria a la que nadie llama nunca, para nada ya en Hollywood. Y amiguitos, es duro, y da pena ver a un actor al que los buenos cinéfilos llevamos muy dentro, en esa tesitura. Los directores hablan de los problemas a los que se enfentan y hacen una revisión de la política actual de las majors. Nadie arriesga nada en este momento. Coppola llega a asegurar que las películas que lleva dentro del corazón, las que le gustaría hacer, jamás se verán, porque no ha podido rodarlas: ni siquiera el éxito de los padrinos le dio la necesaria libertad de crédito. ¡Tiró, incluso, sus Oscars a la calle! Corazonada o Apocalypse Now, salieron de su bolsillo.
Scorsese nos habla de un pasado, de una década de oro, por los setenta, donde productores visionarios apostaban por su talento y por cualquier proyecto que quisiera realizar. Ese tipo de productores, en palabras de uno de los entrevistados, ya no existen. Hoy, sentencia el realizador italoamericano, nadie en Hollywood estaría interesado en producir Taxi Driver o Toro salvaje. Ni siquiera los actores se salvan. Bertolucci habla sobre Marlon Brando. Antes la gente iba a ver a tal o cual actor. Hoy son moneda de cambio. Las actrices jóvenes son conscientes de que su carrera será más breve, incluso, que la de la mayoría de los varones. Amiguitos, insisto, un testimonio impagable.
 
Jorge Arellano
Alumno de Cine del CEV

martes, 6 de mayo de 2014

Línea crítica: Solo Dios perdona, de Nicolas Winding Refn

En su sección Línea crítica, el alumno crítico del CEV ofrece un interesante punto de vista sobre el film de 2013 Solo Dios perdona, del director Nicolas Winding Refn, con su actor fetiche, Ryan Gosling.

 
Nicolas Winding Refn (Pusher, Drive) es uno de los máximos exponentes del denominado cine Neo-noir. Recuerdo que, por casualidad, vi su primera película en los cines de arte y ensayo. Pusher causó un efecto hipnótico, desolador, demoledor en mí. Un viaje a las cloacas de la condición humana, situada en los bajos fondos de Copenhague. En su nuevo trabajo, Solo Dios perdona, cuenta con la inestimable presencia de su actor fetiche, Ryan Gosling, que interpreta a Julian, un narcotraficante huido de la justicia estadounidense, y que dirige un club de Muay Thai en Bangkok, sirviéndose de él como tapadera de sus turbios negocios.

El hermano de Julian, Billy, es un pervertido sexual, ultraviolento, que una noche asesina a una prostituta a sangre fría. Entonces entran en acción las fuerzas del orden, personificadas en un implacable policía (Vithaya Pansringarm), depositario de un estricto y ancestral código militar y de honor. La madre de Julian (Kristin Scott Thomas) viaja a Bangkok con la intención de liquidar a todas las personas relacionadas con el asesinato de su hijo menor, Billy, la misma noche en la que acabó con la vida de la chica. Julian quedará atrapado entre los deseos de venganza de su madre, directamente relacionada con su tortuoso pasado, y la búsqueda de un nuevo camino. Una brutal y sofocante historia, relacionada con la idea del Destino. No por casualidad, el director se la dedica a su mentor espiritual, Alejandro Jodorowski, al final.
 
Solo dios perdona es un espectáculo para un público minoritario, culto, de miras abiertas. Una historia que confronta y mezcla, tanto en el fondo como en la forma, las narraciones orientales y occidentales. Winding Refn hace un uso del ritmo, la violencia, la caracterización, propio de la cultura asiática. Podemos encontrar referencias al Zen, el teatro Noh japonés, en la economía gestual y de diálogo, o la austeridad decorativa. Kurosawa, Ozu, Park chan-wook, Lynch, el cine americano de género (negro), el psicodrama, entre otros, podemos encontrar perfectamente integrados en esta magnífica película. Líneas verticales y horizontales para encorsetar las acciones, predominio de los espacios cerrados y opresivos, marcado contraste entre luces y sombras, utilización del color como elemento narrativo, atmósfera onírica, y lírica, imágenes simbólicas, como la del protagonista introduciendo sus manos en los intestinos de la madre, reproduciendo así, metafóricamente, el regreso a casa del héroe (o mejor, el antihéroe). Una maravilla.
 
Jorge Arellano
Alumno de Cine del CEV